Al principio fue una idea
23.01.2024 / Cooperativismo
ENTREALISIOS. Taller de codiseño. Agosto de 2023. Fotografía de Gema Hernández.

Reflexiones de Mercedes Méndez, cooperativista de EntreAlisios 😊

 

¿Qué es eso del cohousing? Esto nos preguntamos al prestar atención a esa palabra por primera vez.  Puede que la hayamos oído antes pero nunca habíamos permitido que nos afectara. En mi caso no resultó  difícil el concepto puesto que al ser profesora de Inglés lo traduje con soltura. Por otro lado, los neologismos están a la orden del día y no queremos quedarnos fuera de lo moderno. Otra cosa sin embargo es profundizar en lo que esa palabra encierra y en el gran cambio que luego ha supuesto en mi propia vida. Algo que paradójicamente ya sabían mis bisabuelos y mis abuelos, pero que desgraciadamente nosotros hemos perdido por el camino: que el vecindario, la comunidad, el trueque y el respeto son  imprescindibles para vivir con dignidad.

El modelo de vida que todas llevamos «aprendido» en nuestra sociedad es individualista, sin duda. Casa y coche propio, familia propia, éxito laboral, muchas cosas materiales y viajes, y mejor con buena salud… Siempre dentro de mi castillo que es mi casa. Pero todo eso al final es una especie de pantalla en la que nos reflejamos, sin mucha conciencia sobre ese mismo modelo de vida que transitamos, y sin reflexionar en que puede coexistir con otras visiones sobre la manera de vivir nuestra vida. Con cuánta frecuencia pienso que me he equivocado en procurarme tanta cosa material y una casa tan costosa y grande en propiedad, solo porque esa era «la tradición», lo que se esperaba de mí.

En un primer momento todas las personas nos acercamos al cohousing porque hemos leído o hemos oído que es la mejor manera de evitar una residencia de mayores y para alejarnos de la soledad no deseada. Un cohousing senior es pues lo ideal para nosotras. Pero el milagro obra cuando un proyecto empieza a ir por su propio camino, como un ser vivo que elige, y  de ese modo el proyecto con el que tuve la suerte de toparme, se torna intergeneracional. Es ahí cuando una luz se enciende para ver que la vida que deseo no es la de un grupo de mayores huyendo, sino la de personas plenas colaborando, aportando y recibiendo, creciendo en definitiva, en un río de vida, como en el barrio donde me crié y en las plazas que transito. Como en la vida misma.

Es así que la idea primitiva toma vida propia y se vuelve una forma de vivir. Ya no se trata de no estar sola o de que tus hijas se han ido de esa casa tan grande que te procuraste y que huele a vacío, ahora se trata de que eliges compartir y eliges colaborar, ya no deseas una casa propia donde reinar y mucho menos una casa grande innecesaria, sino un hogar donde todas las personas podamos encontrarnos en los pasillos o los salones y desearnos cosas buenas y preguntarnos  cómo estás cada día. Se trata de que Canarias ya no puede seguir destrozando suelo en viviendas unifamiliares si se puede compartir edificios comunes y tener vidas más cercanas. Se trata de que  nos podemos cuidar como seres humanos y no hace falta ser familia para tratarnos bien.

No pretendemos ser radicales, ni raros, pero una vez que descubres un modelo de vida en colaboración y comunidad cambias mucho tu manera de ver a los otros y a ti  misma. Lo que «no te gusta» pasa a suavizarse para poder compartir con otras personas de la cooperativa otras visiones y opiniones, otras formas de hacer y ver, una diversidad preciosa que te mejora como ser humano y te aleja de ti como centro único del mundo. Aquella cosa que te parecía tan imprescindible para tu bienestar personal ahora es una estupenda herramienta para el bien común. Tu saber es útil para otros vecinos y ellos te ayudan a cambiar de opinión si es necesario. La flexibilidad se vuelve norma y los valores compartidos se respetan. No estás sola.

La vivienda colaborativa no es una comuna, no vivimos todos en el mismo espacio, pero se comparte espacios, se aprovecha recursos. Se preserva la intimidad en tu propio piso, pero nos mezclamos en todo lo demás. Se cuida a la gente que te rodea, ocupándote de ellos si es necesario o ellos de ti. Se debaten los temas importantes y se hace una mediación si surgen enfrentamientos o bloqueos. Se respeta.

Es por eso que soñar un hogar común donde sin embargo preservas tu intimidad ha dejado de ser una utopía para mí y ha pasado a ser una realidad cada vez más cercana.

Asusta, es cierto. Se trabaja mucho, es cierto, pero se participa de un novedoso avance social y eso da un extra de orgullo, porque te da la satisfacción de hacer algo que luego sirva para allanar el camino de otros que vendrán. Para ofrecer una visión diferente de acceso a una vivienda.

Hoy soy mayor, estoy jubilada. Puede parecer que mi objetivo en esta comunidad es huir de una residencia de mayores, escapar de la soledad en mi vejez… pero no es esa mi motivación actual, aunque antes lo fue.

Bien al contrario hoy tengo la certeza de que si volviera hacia atrás, si fuera una joven funcionaria trabajando cada día y sacando a mi familia adelante, sin duda elegiría este modelo de vida en comunidad. Sola o acompañada, con mi familia y mi trabajo, porque esta es la manera en que la vida transcurre más sosegada y segura, en compañía de los otros y en el máximo respeto a los recursos, para seguir haciendo vida.

 

Mercedes Méndez

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